Era tan delgada, tan delagada,
que se tragó una aceituna
y parecía que estaba embarazada.
Era una calle tan ancha, tan ancha,
que en lugar de pasos de cebra
tenía pasos de elefantes.
- ¡Camarero, he encontrado un pelo en la taza y no es mío!
- Demelo por favor, lo guardaremos por si viene alguien a reclamarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario